CINCOVILLESES EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN NAZIS

NOTA: Este trabajo hubiese sido imposible sin el trabajo de Juan M. Calvo que aportó los datos que están en poder de la Amical de Mauthausen. MUCHAS GRACIAS.

 

A las diez y media de la noche del 1 de Abril de 1939, el famoso locutor Fernando Fernández de Córdoba, leía un texto que, tras numerosas correcciones, firmó Francisco Franco, aunque para ello tuviera que levantarse de la cama en la que convalecía de una afección gripal. El texto del parte decía lo siguiente:

 

“Cuartel General del Generalísimo

Estado Mayor

PARTE OFICIAL DE GUERRA correspondiente al día 1º de abril de 1939. III Año Triunfal.- En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares.

LA GUERRA HA TERMINADO

Burgos, 1º de abril de 1939. AÑO DE LA VICTORIA

GENERALÍSIMO FRANCO”.

 

Este parte daba por finalizada oficialmente la Guerra Civil española. Sin embargo, podemos afirmar que, en realidad, no terminó para todos; una enorme cantidad de españoles, combatientes o no, partidarios de la República, se tuvieron que marchar de aquella España, en la que no tenían sitio. Eran los exiliados. La mayoría de ellos se instalaron en Francia; pero sobre ellos, poco más de un año después, se precipitó otro conflicto bélico que complicó más su, ya de por sí difícil, situación: la invasión alemana de Francia en la Segunda Guerra Mundial.

Por mi profesión de escritor, estaba investigando algunos hechos sobre el final de la Guerra Civil española, cuando recordé que un paisano mío, de Castiliscar, había sido homenajeado junto a otros republicanos muertos a quienes erigieron un monolito en el Cementerio. Juan Olagüé Espert. En la inscripción de aquella lápida se puntualizaba que había muerto en el Campo de Concentración de Gusen. Era evidente que, si un castiliscense había pasado por los Campos de la Muerte Nazis, habría más cincovilleses y me puse a indagar.

Antes de nada, había que saber algo sobre el extraño periplo de los republicanos derrotados tras su huida de España. En Febrero de 1939, tras la caída de Barcelona cientos de miles de republicanos españoles huyeron hacia la frontera con Francia. El derecho de asilo otorgado por el gobierno francés fue acompañado de un compromiso de prestaciones de trabajo ya que un Decreto-ley de 12 de abril de 1939, fijó las obligaciones de los extranjeros considerados como refugiados o sin nacionalidad, y dispuso que los hombres de entre 20 y 48 años estarían obligados a proporcionar, en tiempos de paz, prestaciones de una duración igual a la del servicio militar francés. Los apátridas, los refugiados políticos y los que no habían sido movilizados por sus autoridades nacionales, podían ser objeto de requerimiento, al igual que los franceses.

A los españoles se les ofrecieron cuatro opciones:

  • Ser contratados de manera personal por patronos agrícolas o industriales.
  • Integrarse en Compañías de Trabajadores Extranjeros C.T.E.
  • Alistarse en la Legión Extranjera.
  • Alistarse en los Batallones de Marcha de Voluntarios Extranjeros, unidades militares con mandos franceses, contratados por el tiempo que durase la guerra.

Unos 50.000 españoles fueron asimilados por las Compañías de Trabajadores, generalmente empleados en la construcción de fortificaciones, carreteras, puentes, presas, fábricas de carbón, talas de árboles, etc. Mandados por oficiales franceses y suboficiales españoles, alrededor de 12.000 de ellos fueron enviados al Norte para reforzar las defensas francesas en la línea Maginot, y al "Primer Frente" y unos 30.000 a la zona comprendida entre la línea Maginot y el Loira. Otros 5.000 se encuadraron en los Batallones de Marcha. En los campos quedaron los hombres mayores, los enfermos, los mutilados y aquellos considerados peligrosos por su activismo político.

En los primeros días de junio el ejército alemán deshizo las líneas defensivas francesas y avanzó hacia París. La progresión de los alemanes sorprendió a estos republicanos españoles, los primeros que recibieron el impacto de la Wehrmacht, cuando las defensas francesas fueron desbordadas en Sedán el 14 de mayo de 1940. Muchos de los españoles que se dedicaron al trabajo de fortificación se vieron transformados en soldados al avanzar el ejército alemán. Por su condición de obreros, no contaban con el estatuto de prisioneros de guerra. Cuando cayeron presos, los alemanes se negaron a reconocerles su condición de militares y como “prisioneros políticos” fueron deportados a Mauthausen o a sus dependencias. El Gobierno de Reynaud abandonó la capital el 10 de junio de 1940 y dimitió. El nuevo gobierno francés, dirigido por el mariscal Petain solicitó un armisticio y Francia quedó dividida en dos zonas: la costa atlántica y del Canal de la Mancha junto con gran parte del norte quedó ocupada por Alemania, y el resto bajo la administración del gobierno colaboracionista de Vichy presidido por Petain.

En la zona libre, el llamado Gobierno de Vichy, reorganizó las Compañías de Trabajo con el nombre de Grupos de Trabajadores Extranjeros, mientras que en los campos de concentración franceses quedaron los hombres mayores, los enfermos, los mutilados y aquellos considerados peligrosos por su actividad política que fueron enviados al campo de castigo de Vernet d´Ariège, al fuerte prisión de Colliure y en algunos casos, al norte de África. La actividad de los partidos y organizaciones se hizo clandestina. Muchos republicanos, aprovechando la circunstancia de la guerra, escaparon de los campos de concentración y se unieron a las fuerzas de los resistentes franceses.

Los alemanes hicieron prisioneros a unos 40.000 españoles integrados en las Compañías de Trabajo en Alemania y los incorporó forzosamente a sus batallones de trabajo. Fueron internados en Stalags como prisioneros de guerra y conducidos muchos de ellos a campos de concentración como Dachau, Buchenwald o Mauthausen. Otros fueron internados en campos de trabajo de la zona ocupada Calais, Brest, Cherburgo, La Rochela o Burdeos. Entre 1942 y 1944 la Organización Todt, creada por el ingeniero alemán Fritz Todt y que tenía como objetivo reforzar el Muro Atlántico para evitar el ataque de los aliados, reclutó forzosamente a unos 26.000 españoles.

El 6 de agosto de 1940 llegó a Mauthausen el primer grupo de republicanos. Allí fueron enviados alrededor de 7.200 españoles. Otros 12.000 republicanos españoles fueron a parar de forma obligada a diversos campos de concentración o de exterminio. En los primeros días de la ocupación alemana, los nazis deportaron a familias españolas enteras e internaron a los niños adolescentes en el campo de Mauthausen, después de haberlos separado de sus padres. En Ravensbrück 16 niños fueron asesinados.

 

LA ACTITUD DEL GOBIERNO ESPAÑOL

En una carta que la embajada alemana envió al ministerio de Asuntos Extranjeros español, de fecha 20 de agosto de 1940 se pidió al gobierno franquista si quería hacerse cargo de los 2.000 “rojos” españoles que se encontraban en aquellos momentos internados en Angoulême. En una segunda carta del 28 de agosto, la embajada alemana, además de insistir sobre los mismos refugiados, se interesa también por los más de 100.000 “rojos” que se encuentran en los campos del sur de Francia y notifican que en el caso de que las autoridades españolas se negasen a acogerlos, los nazis tenían el propósito de alejarlos de Francia. Otras dos 2 notas más, del 13 de setiembre y el 3 de octubre de 1940, redactadas en idénticos términos demuestran el abandono del gobierno franquista para los refugiados españoles. Tras una visita de Himmler a España a mediados de octubre, Serrano Suñer sería convocado un mes después a Lierchtesgaden por Hitler para comunicarle la inminencia del ataque a Gibraltar y apremiar a España a entrar en la lucha. Poco después llegó a Madrid el jefe del espionaje alemán, el almirante Canaris. Himmler, jefe de la SS y Serrano Suñer, así como Heinrich Müller, jefe de la Gestapo y el General Franco tuvieron una reunión para tratar el tema de prisioneros españoles en los campos de concentración. En esas conversaciones en Madrid se habló del tema de los republicanos exiliados. Existe un documento de Himmler escrito por orden del Fürher exigiendo que una parte de los exiliados republicanos en Francia sean llevados a campos de concentración y exterminio. El entonces ministro de Asuntos Exteriores de España, Ramón Serrano Suñer, se negó a reconocer la nacionalidad española a los exiliados republicanos que fueron exterminados en gran número en los campos nazis, padeciendo todo tipo de torturas, malos tratos y vejaciones mientras duró su cautiverio. En Mauthausen se les impuso el triángulo azul de los apátridas.

Secundina Barceló, una superviviente, narra un trocito de su experiencia personal durante aquellos amargos días

"Mi detención fue debida a una denuncia de alguien que estaba al corriente de mis actividades y que incluso había participado en el trabajo clandestino, pero detenido más o menos por azar, obtuvo su libertad -según él se escapó- gracias a su buena voluntad, diciendo todo lo que sabía sobre mí y mis actividades. En el local de la Gestapo de Orléans empezaron los interrogatorios, acompañados de bofetadas, puñetazos, quemaduras con cigarrillos en los brazos. Ante mi silencio, más tarde emplearon la matraca, luego el lavabo y, finalmente, el suplicio de la bañera. Como continuaba sin querer hablar, me amenazaron con que, si no daba los nombres y domicilios de los responsables de la Resistencia local y regional, como también los de todos aquellos que conocía y que participaban a la lucha, detendrían a mi hijo y lo colgarían. Este "tratamiento" duró unos quince días.

Entre tanto, y por otras causas, algunos otros camaradas habían sido detenidos, los cuales, cuando al fin me permitieron salir a pasear por el patio de la cárcel, no me reconocieron: tanto mi cara estaba hinchada y desfigurada debido a los golpes recibidos. Íntimamente sentía una gran satisfacción y orgullo de haber tenido la fuerza moral y física de haber resistido a la bestia nazi y a sus métodos bárbaros y salvajes de intimidación. Sabía que había cumplido con mi deber y que nadie había caído en manos de los nazis por mi culpa. Además, si como decían en los últimos interrogatorios, me iban a fusilar, sabía también que mis camaradas, continuando la lucha, me vengarían, y sobre todo que se ocuparían de mí hijo, por lo menos hasta el regreso de mi compañero, que también había sido detenido, mucho antes, a fines de 1942 (Rafael fue detenido el 30 de noviembre de 1942 cerca de la plaza de Italia en Paris), y deportado a Dachau. A principios del mes de agosto de 1944 fui trasladada de Orléans a la cárcel de Fresnes, donde estuve hasta el 15 del mismo mes, en que fui deportada a Ravensbruck, siete días y siete noches de viaje, 70 mujeres por vagón de mercancías, en las condiciones trágicas conocidas por todos los deportados.

Otra mujer, Teresa Gracia, sobreviviente de los Campos de Concentración, cuenta así sus experiencias:

“En el albergue dormíamos los cuatro en una habitación. A los niños nos llevaban a una escuela del pueblo, pero el maestro, desesperado de que no le entendiéramos, se ponía a tocar el violín. Los niños españoles estábamos solos en un aula. Los niños en España llevábamos batas blancas, en Francia llevaban batas negras con un tipo de calzado que les daba un aire muy triste. Tomábamos mucha leche y patatas, que era lo que producía el pueblo y nos daban algo de ropa. Las mujeres estaban preocupadas por sus maridos y compañeros. Se ocupaban de la cocina, limpiaban, lavaban la ropa... Hablaban muy poco de lo de España y menos delante de los niños. Las mujeres de aquí eran anarquistas y en cuanto a su procedencia, en su mayoría catalanas, andaluzas y aragonesas”.

 

LOS CINCOVILLESES

Tras una investigación que fue de todo, menos aburrida, con la inestimable ayuda de Juan M. Calvo, empezaron a salir a la luz algunos nombres. Antes de pasar a citarlos tengo que decir que, a pesar de los años transcurridos, aún existe un cierto “pudor” por ocultar hechos de nuestra historia reciente. Estoy de acuerdo en que TODAS las víctimas de una guerra, en el fondo todos somos víctimas, sean tratadas del mismo modo prescindiendo de inclinaciones partidistas; pero España es, ha sido y será diferente. Unas veces por radicalización partidista o ideológica y otras por experiencias personales, todavía no hemos tenido la valentía suficiente para pasar aquella nefasta página de la Historia de España que costó, según Gironella, más de un millón de muertos.

Morir fusilado en un país extranjero, con los ojos puestos en el pelotón, con la mirada orgullosa, gritando “¡Viva la República!”, es mucho más literario, más épico que reventar de fatiga, de hambre, humillado y destrozado por las enfermedades; pero tanto unos como otros son el resultado de la furia homicida de Adolfo Hitler y la indiferencia del gobierno de Franco; pero ¿quién se atreve a negar que alguno de estos cincovilleses que murieron en los Campos de la Muerte cerraron sus ojos en el instante final para ver mejor la imagen de la tierra que los vio nacer?

Mientras continúo las investigaciones para hacer más exhaustiva la lista, empiezo por ofrecerles algunos nombres de aquellos que vivieron la experiencia terrible de los campos de concentración. Unos murieron, otros tuvieron la fuerza, la fe o la capacidad de sobrevivir; pero todos merecen nuestro respeto.

  • Marcelino Beguería Agón nació el 31 de Enero de 1914 en Uncastillo y fue uno de los supervivientes del campo de Mauthausen. Era militante del PSOE y participó en la Guerra Civil en la 43 División y 117ª Brigada, donde hizo amistad con Mariano Constante. Posteriormente se alistó en Sabadell en las compañías de esquiadores. Se exilió en Francia en febrero de 1939 y tras pasar por varios campos del sur de Francia se alistó en la 32ª CTE. Tras su detención fue trasladado al Stalag XVII A y deportado a Muthausen donde ingresó 7 de abril de 1941 con el nº 4.528. Formó parte del Kommando de César Orquín, desde donde informaba a la organización comunista del campo central de las actividades del polémico kapo español. Beguería se desplazaba semanalmente desde el Kommando al campo central para transportar las provisiones, durante todo el año 1942, llegando a introducir un saco lleno de alpargatas sin que se enterase el jefe del Kommando. Entre el 3 y 4 de mayo de 1945 se escapó junto a otros dos españoles de la columna de prisioneros que era trasladada hacia el campo de Ebensee, aprovechando una parada al anochecer mientras se cruzaban con una unidad militar en retirada. Repatriado en Francia se instaló en Lézigan les Corbiàres (Aude). Emigró a Venezuela tras reunirse con su esposa Aurora Monreal, de Calaceite. Años más tarde regresó a España, se estableció en Barcelona colaborando con la Amicale y participando de sus actividades como fue en el viaje a Mauthausen en 1980 para celebrar el 35 aniversario de la liberación, momento en que, desde la entrada a los garajes explicaba su llegada al campo: “Cuando llegué a este campo, entramos por este lugar. Me encontraba moralmente hundido y cuando llegamos a este punto, sentí una voz que me decía my bajo "chico no te acojones". Estas palabras me sirvieron para devolverme la confianza y la moral. Quien me lo tenía que decir, era Joan Tarragó (....) muchas veces tenías que coger un compañero, ya muerto, y a la hora de pasar lista ponerlo a tu lado en la fila, con la gorra quitada. Cuando acababas lo volvías a dejar en el suelo. Eso se tenía que hacer mientras que no era dado de baja y trasladado al crematorio”. En la capital catalana trabajó como tipógrafo del diario "La Vanguardia". Se retiró jubilado a la población de Tona donde vivió con su segunda esposa hasta su fallecimiento a finales de 1998 en Tona, Barcelona
  • Honorato Guerrero Galé, nacido el 16 de Mayo de 1915 en Sos del Rey Católico. Desde el Stalag XI B Fallingbostel fue deportado a Mauthausen el 27 de enero de 1941, en un transporte que figuraban 1.472 republicanos, entre los cuales había 135 aragoneses, ingresando con el nº 6.371. Posteriormente fue transferido a Gusen donde falleció el 15 de agosto de 1942.
  • Robustiano Guerrero Galé nacido el 24 de Mayo de 1917 en Sos del Rey Católico. Desde el Stalag XVII B fue deportado a Mauthausen donde ingresó el 22 de noviembre de 1941 con el nº 3.475. Un año más tarde el 8 de noviembre de 1942 fue trasladado hacia un supuesto sanatorio en Dachau. Probablemente murió gaseado en el cercano castillo de Hartheim en noviembre del 42.
  • Mariano Laborda Arilla, nació en Ejea de los Caballeros el 14 de agosto de 1915, siendo uno de los supervivientes de Mauthausen. Durante la Guerra española luchó en una unidad de milicias y después en la 130ª Brigada de la 43ª División. En febrero de 1939 se exilió en Francia y tras pasar por los campos, fue alistado en la 114ª CTE. Fue capturado por la Wehrmach en Faulquemoret, Moselle, el 19 de junio de 1940 e internado en el Stalag VIII-C a Zagan (Zielona Gora) en Polonia. Tras la deportación llegó a Mauthausen el 21 de enero de 1941 con el nº 4.455. Formó parte del kommando César. Siendo kapo en las obras de construcción de la carretera de Vöcklabruck y después destinado al campo de Ternberg. Tras la liberación se instaló en Paray-Vielle-poste (Essonne). Miembro de la FEDIP. Según Rafael Álvarez, con quien trabó amistad en el kommando Vöcklabruck, Mariano Laborda tuvo algunos problemas para cobrar su pensión: se fue a Chile y volvió a España, posteriormente reclamó su derecho a pensión en Francia pero la había perdido por el hecho de regresar a España. La FEDIP hizo los trámites y consiguieron que le fuese concedida. Participó activamente en las actividades de la FEDIP hasta que una enfermedad reumática le impidió desplazarse a las reuniones. Falleció el 6 de mayo de 1996 en Arpajon a los 80 años.
  • Ramón (quizás Damián) Lacima Jiménez, nació el 21 de agosto de 1904, en Ejea de los Caballeros. Era transportista de ideología socialista y fue condenado tras los acontecimientos de 1934. Una vez estalló la guerra se pasó al territorio republicano y estuvo destinado al Batallón "Cinco Villas" junto a otros jóvenes de la comarca que consiguieron escapar en los primeros momentos de la sublevación militar. En el exilio fue detenido por los alemanes y desde el Stalag XII D Trèves fue deportado a Mauthausen donde ingresó el 25 de enero de 1941 con la matrícula 4.454, momento en que iba acompañado por sus paisanos Mariano Laborda (nº 4.455) y Ángel Lambán (nº4.456). Posteriormente fue transferido al campo de Gusen con el nº 10.614 donde halló la muerte el 12 de agosto de 1941.
  • Rogelio Laplaza Bernad, nacido el 13 de Septiembre de 1893 y Romualdo Laplaza Bernad, nacido el 17 de Febrero de 1897, ambos en Castejón de Valdejasa. Miembros de una familia de labradores, formada por José Laplaza Arrieta y Juana Bernad Guiral, eran el segundo y el quinto de siete hermanos. De ideología socialista, se evadieron a zona republicana tras el 18 de julio de 1936 al quedar su pueblo en el bando nacional. Pasaron a Huesca y posteriormente se exiliaron en Francia, donde acabaron trabajando para el ejército francés. Quizás participaron en acciones de la resistencia, siendo apresados por los alemanes y deportados el 19 de enero de 1944 al campo Buchenwald procedentes de París. Unas semanas más tarde, el 22 de febrero, fueron trasladados al campo de Flösenbürg. Rogelio parece ser que permaneció en este campo hasta su muerte el 26 de octubre del mismo año. Romualdo, por el contrario, fue trasladado el 3 de marzo al Kommando Hradischko, cercano a Praga (Checoslovaquia) ubicado en una escuela de ingenieros y de los SS, donde permaneció tres meses, siendo devuelto de nuevo a Flösenbürg el 7 de junio. Falleció el 7 de septiembre de 1944. La familia tuvo conocimiento oficial de lo ocurrido a ambos, cuando en 1954, 15 años después de su salida hacia el exilio, les fue comunicada por la embajada Francesa las circunstancias de su deportación y muertes. Fallecimiento por desnutrición (Rogelio) y de tuberculosis pulmonar (Romualdo) fórmulas utilizadas por los alemanes para "explicar" las muertes ocurridas por otras causas totalmente deleznables.
  • Joaquín López Raimundo nació en Tauste, en 1919 y fue un superviviente del Campo de Mauthausen. Era el tercero de cuatro hermanos. Su padre tenía un negocio de cereales y harinas en Tauste. Allí pasó su primeros ocho años de vida hasta que la familia se trasladó a Zaragoza, donde su padre pasó a ser empleado de una empresa privada; su hermano mayor ,Antonio, entró a trabajar en el Banco Zaragozano y su hermano Gregorio, quedó en Tauste, aunque pasaba temporadas en Zaragoza. Precedido por sus hermanos, Gregorio y Antonio, llegó a Barcelona junto a toda la familia en 1933. En la ciudad catalana participó desde muy joven en las organizaciones comunistas. Estudió bachillerato en el instituto de Gracia y fue en esta época cuando conoció al fotógrafo catalán Francisco Boix que estudiaba en el instituto Balmes. Su hermano Antonio murió durante los primeros días de la Guerra Civil en un control cenetista en los alrededores de Binéfar. Joaquín se alistó en el ejército republicano y tuvo conocimiento de los primeros campos de concentración levantados por el régimen nazi por la lectura del libro de Hans Beimler “En el campo de asesinos de Dachau” publicado en 1937, de donde se había evadido el autor. En el exilio, pasó por el campo de Saint-Cyprien y posteriormente formó parte de la 108 Compañia de Trabajadores Extranjeros fue detenido e ingresado en el Stalag de Belfort, situado en las cercanías del frente bélico. Fue deportado a Mauthausen el dia 26 de abril de 1941, junto a otros 469 republicanos españoles procedentes de Altengrabow, Stalag XI-A, y en octubre del mismo año fue trasladado al campo de Güsen donde estuvo destinado al cuidado de las ropas y posteriormente en la cantera. Según su propio testimonio a la escritora Montserrat Roig "fue en Güsen donde conoció el verdadero horror de los campos. Se encontró entre la minoría de supervivientes españoles, sin ahorrarse periodos de debilidad extrema. Recuerda que fue la ayuda del madrileño Manuel García Barrado, alias Bernardo Pérez, el que lo salvó de morir en Güsen: un verdadero matadero de los deportados republicanos." De regreso a Francia, se instaló en París donde continuó la estrecha amistad con Esporrin, F. Boix,... Tras la muerte de Boix, Joaquín se hizo cargo de sus pertenencias entre las que cabe destacar la importante colección de negativos fotográficos de la época del internamiento y liberación que le fueron confiados a la escritora catalana cuando estaba escribiendo su libro sobre la experiencia los catalanes en los campos nazis, fotografías que hoy se hallan depositadas en el Museu d'Històra de Catalunya. Fue uno de los deportados homenajeado por la Generalitat de Cataluña el 21 de octubre de 2005
  • José Machín Iriarte nació el 11 de Junio de 1913 en Sos del Rey Católico y fue uno de los supervivientes de Mauthausen. En el momento de estallar la guerra civil vivía en Santander, hasta donde se había trasladado su familia. Se alistó al ejército republicano y combatió en el Norte de España hasta agosto de 1937. Posteriormente pudo llegar a Cataluña donde se incorporó de nuevo a la lucha. Salió al exilio y estuvo internado en Agde y Argelès sur Mer hasta septiembre de 1939. Se alistó en la 107 CTE y una vez detenido fue internado hasta su deportación, desde el Stalag XI B Fallingbostel, a Mauthausen, donde entró el 27 de enero de 1941 con el nº 6020. Formó parte del kommando de César. Tras la liberación se instaló en la población de Mauleon (Pirineos Atlánticos) donde vivían unos familiares. Allí se estableció definitivamente, se casó, tuvo dos hijas y, tras una larga enfermedad, falleció en Mauleon febrero de 1996.
  • Juan Olagüe Espert nació en Castiliscar el 13 de junio de 1912. Juan se exilió en Francia como otros tantos miles de españoles a principios de 1939. Desconocemos su itinerario por tierras francesas pero al igual que sus compañeros, de igual destino, fue detenido en la primavera de 1940 por los alemanes. Internado en el Frontstalag 140 en Belfort pasó al Stalag XI B en Fallingbostel (Alemania) desde donde fue deportado a Mauthausen, ingresando en el campo el día 27 de enero de 1941 junto a otros 1.500 españoles. Se le adjudicó el nº 6.464 y permaneció en el campo central hasta el 20 de octubre cuando fue transferido a Gusen con el nº 14.407. En este campo, donde murieron la mayor parte de los españoles deportados, falleció el 10 de diciembre de 1941 a los 29 años de edad tras haber permanecido en los campos de exterminio durante diez meses y medio.
  • Santiago Raga Casanova nació en Ejea de los Caballeros el 22 de Julio de 1905. Trabajó desde muy joven como peón de albañil. Decepcionado por la moderación de los gobiernos republicanos ingresó en el PCE en 1933 y tras el levantamiento del 18 de julio se marchó del pueblo con un grupo de jóvenes republicanos. Consiguieron llegar a Tardienta (Huesca) incorporándose a la columna Durruti. Santiago combatió en el frente de Pina y Gelsa y posteriormente formo parte del Batallón "Cinco Villas" de la 130 Brigada Mixta de la 43 División operando en el Alto Aragón alcanzando y también se vio envuelto en la Bolsa de Bielsa. Herido en una pierna fue evacuado al hospital de Manresa, desde donde pudo dirigirse a Francia. En el exilio estuvo en el campo de Septfons y en la 33ª CTE, con destino en la región de Alsacia construyendo trincheras defensivas. Raga participó, desde un primer momento en la organización de los cuadros afines al PCE entre los refugiados republicanos. Fue detenido por los alemanes en junio de 1940 y, posteriormente, trasladado al Stalag que había en las cercanías de Strasburgo; desde allí fue deportado a Mauthausen el 13 de diciembre de 1940, donde ingresó con el nº 5.170. Fue transferido a Gusen, con destino a la construcción del muro del campo siguiendo el alambre de espino que lo rodeaba. Lo construían junto a la carretera principal y Raga, recordaba años más tarde, cómo los niños que se dirigían al colegio y el resto de los transeúntes presenciaban el trato inhumano de los SS y los muertos en las alambradas sin inmutarse y sin mostrar el más mínimo signo de rechazo o indignación. Fue uno de los impulsores de la organización clandestina en Gusen junto a Amadeo Sinca y Patricio Serrano, con el objetivo de ayudar a los prisioneros que iban llegando. En Gusen permaneció un año y en febrero de 1942 regresó, de nuevo a Mauthausen, al Baukommando, donde estuvo destinado hasta la liberación del campo. Participó activamente en la dirección clandestina, de tendencia comunista, colaborando para unificar la acción conjunta con españoles de otras tendencias. El jacetano Miguel Malle, recordaba en sus memorias los consejos de Santiago para ahorrarse esfuerzos y trabajar solamente cuando se sintiese vigilado. Ayudó también en la organización de los españoles para sustraer comida y poder, así, mitigar el hambre de los compañeros más desfallecidos. Tras la liberación pudo reunificar la familia en Francia, regresando a Ejea tras la implantación de la democracia.

A MODO DE FINAL

Estos diez nombres que aparecen, esconden historias personales de las que no sabemos mucho; pero llevan la marca de los nacidos en esta tierra seca, agreste y, a veces, inmisericorde con quienes la trabajan. Sólo quienes están acostumbrados a luchar contra una tierra sin agua, quienes deben luchar contra la sequía aportando el sudor personal, son capaces de mantenerse enteros en la desgracia y el horror de una tragedia humana como lo fueron los campos de concentración.

Ojalá nosotros sepamos hacer frente a las pequeñas contrariedades cotidianas con la misma entereza, la misma decisión y el valor que ellos predicaron con su ejemplo.